El valor de atreverse a pensar en grande | UCU Business School
El valor de atreverse a pensar en grande
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El valor de atreverse a pensar en grande

CSI Ingenieros exporta ingeniería a Estados Unidos y otros países del mundo y, cuando lo decimos, suena fuerte. Pero ya no solo exportamos, sino que también tenemos presencia en Estados Unidos y trabajamos con las Naciones Unidas para hacer revisión de proyectos en el mundo”, cuenta para UCU Business School Gabriel Abraham, Jefe de Vías y Transporte de la consultora uruguaya en ingeniería. 

Gabriel es alumni de UCU Business School egresado del MBA 3X3 en 2021 y tiene más de 25 años trabajando en CSI Ingenieros, de los cuales, 15 los ha vivido como jefe de área. Está a cargo de 45 personas y desde su unidad de negocio se han impulsado numerosos proyectos para los sectores público y privado de Uruguay y de diversos países del mundo.

En tu opinión, ¿cómo ves a Uruguay en materia de vialidad y transporte en comparación con el resto de la región? 

Uruguay está bien. En lo que tiene que ver con la red vial nacional, en los últimos 15 años se ha invertido muchísimo y eso ha venido en gran parte de la mano con un cambio en la modalidad de contratación. Hace 15 años atrás, la administración pública contrataba la ejecución de una obra, una empresa constructora la ejecutaba y una vez la terminaba el mantenimiento quedaba a cargo de la administración. Eso cambió y ahora la empresa que ejecuta una obra tiene que mantenerla por un período determinado. Esto ha permitido mejores condiciones de mantenimiento y se ha elevado sustancialmente el estándar de toda la red vial. 

Otro elemento que ha impulsado estas mejoras es la participación del sector privado en el financiamiento de las obras, a partir de las modalidades de participación público-privada (PPP) y de las iniciativas privadas. Actualmente gran parte de la red vial principal es mantenida bajo esta modalidad. 

Por último, el tema que pone a Uruguay en la vanguardia es el relacionado con la gestión de los diferentes elementos de la infraestructura vial. No se trata solamente de construir y mantener rutas, sino también de gestionar el uso de la misma de la mejor forma, y para ello todo lo que hoy se llama “transporte inteligente” es un elemento fundamental. La utilización de cámaras, sensores, radares entre otros elementos, permiten gestionar de mejor forma el tránsito a partir de la sincronización de los semáforos, el control de la velocidad de los vehículos y la emisión de mensajes en tiempo real a los usuarios. La información y los datos que recogen todos estos dispositivos se gestionan a nivel nacional a través del Centro de Sistemas Inteligentes de Transporte (CSIT) y a nivel de Montevideo a través del Centro de Gestión de Movilidad (CGM). La adecuada explotación de la información recolectada con estos sistemas es fundamental para la toma de decisiones de actuaciones futuras. 

Obra CSI Ingenieros

En este momento en el que la tecnología avanza tan rápido, ¿qué estrategias manejan para estar al día? 

Tenemos la suerte de participar en muchos proyectos de gestión de la estructura vial, específicamente relacionados con transporte inteligente: los pesajes en las rutas, el cobro de peaje, los conteos vehiculares y el control de velocidad a partir de radares. Esta área ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años, entonces buscamos tener presencia en ferias y congresos internacionales para identificar tempranamente nuevos productos ya existentes y cuáles son las tecnologías a futuro que se están estudiando. A partir de las necesidades de nuestros clientes y de los mercados en que trabajamos, intentamos introducir estos productos de la mejor forma, debiendo realizar muchas veces las adecuaciones a las condiciones de uso que se tendrá. 

Intentamos siempre estar alineados con los avances tecnológicos ya que la rapidez con que evolucionan lleva a que lo que hoy es de última tecnología en poco tiempo quede obsoleto.  

En términos de sustentabilidad, ¿qué elementos están teniendo en cuenta para diseñar proyectos de vialidad? 

Los proyectos que ejecutamos buscan afectar de la menor forma posible, o mejorar en los casos en que es posible, las condiciones ambientales y sociales de la zona afectada. En casos de que las afectaciones son negativas se definen medidas mitigatorias de los efectos adversos. Por ejemplo, la construcción de sendas especiales para peatones o los pasajes bajo la ruta para la fauna que se ve afectada por las obras.  

Por otra parte, desde hace ya unos años hemos incorporado a los diseños los efectos del cambio climático como son, entre otros, la probabilidad de ocurrencia de mayores volúmenes de lluvias que lleva a la necesidad de incrementar los drenajes requeridos. 

Sobre los procesos para trabajar en el exterior, ¿qué aprendizajes pueden compartir? 

Entender la idiosincrasia de la gente y las expectativas que tienen respecto al trabajo que se va a realizar es fundamental. La forma de plantear diferencias respecto a un tema específico, como presentar los productos o el respeto de los horarios fijados para reuniones, son temas muy importantes que deben ser considerados al momento de trabajar en, o para, otro país.    

 La ejecución de proyectos en el exterior se hace en diferentes modalidades, a veces con personal que trabaja desde Uruguay, otras veces trabajando desde el mismo país que recibirá el proyecto, ya sea con personal uruguayo, personal local o una combinación de ambos. En algunos casos se requiere, ya sea por temas técnicos o tributarios, tener una oficina local. 

El caso de Estados Unidos fue particular ya que, luego de intentar diferentes opciones, la mejor alternativa encontrada fue adquirir una empresa en funcionamiento y a partir de ella generar proyectos para ser ejecutados desde Uruguay. Dado que en ese país existen diferentes regulaciones para el ejercicio profesional de los especialistas, se requiere que todos los trabajos ejecutados desde Uruguay sean certificados por profesionales de la empresa adquirida. La empresa adquirida se llama Wooster y se encuentran en la ciudad de Pittsburgh en el estado de Pensilvania.  

Gabriel Abraham CSI Ing

Y con toda esta trayectoria y experiencia profesional, ¿qué te aportó el MBA 3x3? 

Yo me recibí de Ingeniero Civil y la mayoría de los conocimientos adquiridos en la facultad estuvieron asociados a dicha temática. El manejo de los recursos humanos, la interpretación de un flujo de fondos o de un estado de resultados o las mejores formas de negociación, no fueron temáticas en las que me capacité específicamente. El MBA me permitió mejorar un montón en estos aspectos, y en otros más, en los que yo consideraba hasta entonces que tenía buenos criterios, pero sin embargo la capacitación específica me mostró que, en algunos aspectos, no lo estaba haciendo de la mejor forma. Al estar en un cargo de jefatura tuve la posibilidad de aplicar inmediatamente todo lo que aprendía. Salir del mundo estrictamente ingenieril me permitió ser más amplio en cuanto a entender diferentes puntos de vista de un mismo problema. ¡De lo único que me arrepiento es de no haber cursado el MBA 10 años atrás! 

¿Qué aprendizajes podrías compartir con ingenieros que recién comienzan en su carrera?  

Diría que hay que animarse sin temor a cometer errores. Muchas veces estos errores son los que nos permiten aprender además de fortalecernos personal y profesionalmente. Por supuesto que los primeros pasos del desarrollo profesional siempre son los más difíciles, y para eso es bueno estar en una empresa donde haya otros que ya tengan experiencia. Es más fácil ir de la mano de alguien que ya haya avanzado. 

Muchas veces pensamos que no podemos, pero intentar hacer cosas da frutos a pesar de la incertidumbre y se demuestra con hechos. Todo lo que hemos logrado en CSI ha sido gracias a que lo intentamos a pesar de las dudas y a que buscamos permanentemente ampliar nuestro campo de acción.