Ingeniería y energías renovables, un camino de aprendizaje constante
La carrera de Lucía Addiego ha estado marcada por el avance de las energías renovables en Uruguay. Inició sus estudios de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de la República en 2006, mientras el gobierno uruguayo discutía los lineamientos de la Política Energética 2005-2030. En 2009, Comenzó a trabajar en Ingener (empresa especialista en brindar soluciones de infraestructura energética), cuando las políticas energéticas cumplían un año de haber sido aprobadas por el Poder Ejecutivo. En 2017, la ingeniera asumió el cargo de Gerente de Servicios de Operación y Mantenimiento mientras Uruguay lograba cubrir más del 90% de su demanda energética con energías renovables. Tres años después, se incorporó a la directiva de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (AUDER) y, para ese entonces, tanto ella como nuestro país, podrían ser considerados referentes en el área.
Lucía es alumni de UCU Business School egresada del Master in Business Administration (MBA) en 2022. En esta oportunidad, conversamos con ella para conocer las oportunidades, desafíos y proyecciones para Uruguay en el área de las energías renovables.
Desde tu experticia en energías renovables, ¿cómo ves la situación actual de estas tecnologías en Uruguay?
Uruguay no solo es referente a nivel regional, sino que ocupa las primeras posiciones a nivel internacional en lo que tiene que ver con energías renovables. Actualmente, la matriz eléctrica del país es renovable en más del 90%, y la energía viene de fuentes tanto tradicionales (hidráulica) como no tradicionales (eólica, solar, biomasa).
Esto se ha logrado, en parte, por los acuerdos multipartidarios que han permitido que las políticas energéticas se mantengan en el camino de las renovables independientemente del partido político que encabece la gestión del gobierno. Para el sector privado, otros puntos a favor son la seguridad jurídica con la que cuentan las empresas que invierten en el país y la dimensión del mercado, que permite llevar adelante pruebas piloto o desarrollos a pequeña escala que puedan luego replicarse en otros lugares.
La perspectiva para el país es muy alentadora, no solo por lo que ya existe, sino también por la posibilidad de que Uruguay se posicione como exportador de hidrógeno verde hacia Europa, por ejemplo, donde ya contamos con convenios firmados. Todo esto pone a nuestro país en el ojo de inversionistas en esta área.
En tu opinión, ¿qué desafíos enfrenta el país en esta área?
Creo que todo lo relacionado con el hidrógeno verde implica muchos desafíos. Las actividades de la eólica y la solar ya están bastante maduras, pero el hidrógeno trae nuevos retos respecto a las tecnologías que se van a usar y las capacidades que hay que desarrollar para manejarlas. Pero son desafíos naturales cuando se adoptan nuevas soluciones.
Para enfrentar estos desafíos, los próximos años serán claves para formarnos. Los primeros proyectos apenas comienzan las etapas de desarrollo y construcción y tardarán un poco más en estar operativos. Mientras tanto, hay planes de capacitación en curso, que buscan brindar los conocimientos básicos. En la medida en que avancen los proyectos, entenderemos mejor dónde estamos parados y los siguientes pasos para potenciar los proyectos y profundizar los aprendizajes. Uruguay apuesta mucho a eso y creo que vamos por buen camino.
Has resaltado el papel de la administración pública en el avance de las energías renovables en el país. ¿Cuáles son algunas de las medidas que han contribuido a esta situación?
En línea con el compromiso del gobierno para mantener políticas energéticas orientadas a las renovables, existen beneficios fiscales para los proyectos de inversión, a través de la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (COMAP), que han sido cruciales, entre otras cosas,para aumentar la instalación privada de parques fotovoltaicos y la incorporación de vehículos eléctricos. Los incentivos han ido cambiando y desde AUDER estamos trabajando con todos los actores para que estas herramientas sigan siendo un impulsor de las tecnologías limpias.
Por el lado del hidrógeno verde, el gobierno armó su hoja de ruta y se firmaron algunos acuerdos internacionales que ayudan a que Uruguay pueda ir dando pequeños pasos y para habilitar fondos que permitan al país financiar estos proyectos. A través de la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación) está en curso un proyecto piloto para instalar una planta de hidrógeno verde y es una de las iniciativas que permiten que esto empiece a andar.
¿Cuáles son los proyectos que destacan más en el sector privado?
Los proyectos privados que, en principio, no están tan vinculados a energías renovables, pero que sí fomentan el desarrollo de infraestructura, son intensivos en demanda energética y atraen inversores, son los data centers y los proyectos de criptominado. Hay algunos proyectos que ya están operativos y otros que están en construcción. Algunos son de gran porte y eso implica una demanda energética muy importante y, como decíamos antes, en pro de mantenernos en la línea de las energías renovables, eso va a disparar también la construcción de nuevos parques para satisfacer esa demanda.
Entiendo que la tecnología con mejor proyección a futuro en este momento es el hidrógeno verde. ¿Hay alguna otra que se quiera desarrollar en el país?
Algo en lo que se ha estado trabajando, pero que no avanza mucho todavía, es el tema de almacenamiento de energía en baterías. No se trata de generación de energía a partir de recursos naturales, sino de un sistema de acumulación de la energía que se aprovecha para utilizar en el momento más oportuno, ya sea por demanda o conveniencia económica.
La acumulación de energía generada en baterías todavía es una tecnología costosa y por eso aún no se implementa a gran escala pero, a medida que pasan los años, es probable que los precios bajen y se pueda incorporar. Lo cierto es que es una tecnología que complementa muy bien a las energías renovables.
En tu experiencia como ingeniera, ¿cuáles son los desafíos que se les presentan a las empresas de construcción al momento de desarrollar proyectos que involucran energías renovables?
Desde Ingener trabajamos acompañando a los clientes con sus iniciativas, en la medida que las tecnologías avanzan nos vemos obligados a mantenernos al día. Por otro lado, el desafío de seguir optimizando recursos y costos en la medida que los valores de mercado se hacen más competitivos. Actualmente, hay algún parque en construcción y se visualiza el desarrollo de nuevos parques. Hoy en día, una planta industrial o un complejo comercial o de servicios, probablemente algo de renovables ya tenga incorporado en su proyecto. .
¿Por qué pasa esto? Porque la tecnología ha madurado, los costos han bajado y los números cierran. Los clientes pueden optar por beneficios fiscales, de financiamiento a mejores tasas, o nuevos instrumentos que les generan beneficios económicos. También los líderes de empresas entienden que la tendencia es ir por las tecnologías limpias. Probablemente, los compromisos medioambientales son aspectos importantes en la cultura de nuestros clientes y por eso también ven las energías renovables con buenos ojos. Hay mayor conciencia de que el desafío para todos es hacer frente al cambio climático y, para eso, las empresas deben trabajar de forma sostenible y responsable.
¿Qué diferencias encuentran entre ejecutar proyectos que involucran energías renovables en Uruguay y hacerlo en alguno de los países en los que tienen presencia?
En primer lugar, en Ingener tuvimos la ventaja de haber generado experiencia en proyectos renovables en Uruguay , eso nos posicionó un paso adelante porque tenemos colaboradores con buena trayectoria en este ámbito, mientras que en otros países el camino todavía estaba iniciando.
Luego nos encontramos que, por ejemplo, en el sector de las utilities, Uruguay tiene una sola empresa con la que ya hay un vínculo establecido y fuerte, con un historial de proyectos que lo avala, pero en Argentina y en otros países hay varias utilities, cada una con su propia forma de trabajar, y no teníamos ningún tipo de vínculo con ellas al principio. Esto nos representaba retos al momento de realizar intercambios, lograr buenas negociaciones y solucionar problemas técnicos, porque empezábamos todo casi desde cero.
Finalmente, tuvimos que aprender muchísimo sobre todo lo que implica trabajar en nuevos países: regulaciones y normativas, costos, contratación de personal, horarios de trabajo, temas sindicales, gestiones financieras, modalidades de empresa, desarrollo de proveedores. Con el paso del tiempo, hemos hecho nuestro camino y hoy en día somos también referentes para actores públicos y privados en la región.
Con toda tu experiencia profesional, ¿por qué decidiste hacer un MBA?
La intención con el MBA era complementar mi formación en ingeniería con otras capacidades. En ese sentido, el programa me habilitó a atacar los desafíos y la gestión del área de forma más integral, y a tener en cuenta el componente humano que es clave para alcanzar los objetivos de la empresa. Cada persona dentro de la empresa tiene mucho para aportar, se trata de buscar el lugar dentro de la estructura donde pueda brillar.
Por otro lado, fue muy gratificante el trabajo de autoconocimiento, poder identificar mis fortalezas y mis debilidades para mejorar mi desempeño profesional a partir del trabajo personal. También me llevé excelentes compañeros y experiencias de las que aprendí muchísimo.
¿Qué aprendizaje compartirías con futuros colegas?
Creo que hoy en día se necesita mucho de flexibilidad y creatividad. Uno tiene que estar convencido de lo que hace y hacer su mejor esfuerzo, pero aunque eso no es garantía de que siempre se lograrán los objetivos planteados, sí abre la posibilidad de aprender, crear valor y ajustar. Uno tiene que poder sacar provecho de las buenas experiencias y de las malas, plantearse metas alcanzables, pero si no se logran, poder preguntarse: ¿Por qué?, ¿Qué puedo hacer? ¿Qué aporta al equipo?, ¿Cómo reformulo esta meta? Hay que trabajar con orientación a resultados, pero lo importante en cualquier caso es lo que se aprende y lo que se crea en el proceso.